Los piercings corporales son una forma popular de expresión personal. Pueden parecer atractivos, pero perforarse la lengua, los labios o las mejillas puede interferir en el habla, la masticación o la deglución.
Además, conlleva serios riesgos para la salud oral y pueden dañar tus dientes, tus encías, tus mucosas. Además, interfieren con la masticación, con el habla. En muchas ocasiones originan infecciones y hemorragias. Se han descrito algunas lesiones nerviosas importantes a la hora de colocarlos. ¡Piénsatelo!
Si llevas un piercing oral y tras leer este artículo decides continuar llevándolo, al menos, toma unas precauciones para evitarte problemas.
Vigila signos de infección y contacta con tu dentista a la más mínima duda.
Mantén la zona limpia y utiliza colutorio de flúor después de las comidas.
Ten cuidado con los movimientos del piercing al comer y al hablar.
Cepíllate dos veces al día usa la seda dental a diario y visita a tu dentista periódicamente para revisar el piercing. Cuando hagas deporte quítate el piercing y utiliza protector bucal.
fuente: Consejo General de Dentistas de España